Algunas personas sufren de pánico escénico, les cuesta hablar en público. Otras, creen que no son capaces de realizar algunas tareas. Un claro ejemplo es aquel que dice “yo el inglés lo entiendo, pero me da pena hablarlo”. Lo dicen por temor a equivocarse, a sonar mal, y según ellos, a hacer el ridículo.
El temor nos evita avanzar. Y en el peor de los casos, nos paraliza por completo.
¡Pero el temor se vence con la preparación!
Cada uno de los que se gradúa de La Facultad de la Fe y Liderazgo, lo hace con dos propósitos:
- ser un discípulo de Jesús
- un líder en la congregación
Ser discípulo de Jesús requiere que rindamos nuestra vida a Dios continuamente: leyendo su Palabra, orando, siendo santos. Podemos decir que esto lo hemos hecho desde que nos convertimos en hijos de Dios, y es nuestra día a día.
Pero ser un líder…esa es otra historia.
Se requiere estar al frente, hablar en público, trabajar en equipo y allí es donde el temor nos ataca.
Hubo un hombre que creía que no podía cumplir su llamado. Desde niño fue instruido para ser líder, pero cuando llegó el momento de demostrarlo dudó de su capacidad.
Cuando le pidieron que subiera al frente para orar, para predicar, para liderar… dijo que no podía.
“Moisés contestó: —¿Y quién soy yo para ir ante él y decirle: “Voy a sacar de aquí a los israelitas”?” Éxodo 3:11
“Moisés respondió: —Pero si voy y les digo a los israelitas: “Nuestro Dios, es decir, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a libertarlos”, seguramente van a decirme: “A ver, dinos cómo se llama”. Y entonces, ¿qué les voy a responder?”
Éxodo 3:12
Moisés fue llamado por Dios para liderar la libertad del pueblo de Israel, pero en su mente y corazón existía el temor, la duda de su capacidad: “¿quién soy yo?”, “¿qué les voy a decir?”
Dios ya lo había escogido y lo había capacitado.
Si hoy nos piden subir y predicar, liderar una célula, servir en un ministerio… ¿qué vamos a decir?
En La Facultad de la Fe y Liderazgo hemos aprendido qué espera Dios de nosotros como sus hijos, y qué espera nuestra congregación de nosotros como líderes.
Hoy Dios nos pregunta lo mismo que le preguntó a Moisés:
“Entonces Dios le preguntó: —¿Qué tienes en tu mano? —Una vara —respondió Moisés.” Éxodo 4:2
Con esa vara Moisés hizo los primeros milagros.
Y el Éxodo 14:16 Dios le dijo a Moisés: “Y tú, levanta tu vara, extiende tu brazo sobre el mar y divide las aguas, para que los israelitas lo crucen sobre terreno seco.”
¿Qué tienen en su mano? Levántenlo y úsenlo para que Dios haga milagros y prodigios a través de ustedes.
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